La desaparición de las abejas supondría una catástrofe para el planeta Tierra. 1b6n2e
Manos Unidas apoya un proyecto de apicultura en Nicaragua que busca incidir en la mejora de las oportunidades de las mujeres para su a los derechos sociales, económicos y políticos.
Las abejas son esenciales para la biodiversidad y nuestra supervivencia. No solo nos proporcionan alimentos de alta calidad, como la miel, la jalea real y el polen, sino que también son fundamentales para nuestros cultivos. Su polinización no solo aumenta el rendimiento de los cultivos, sino que también mejora su calidad. Por ello, su desaparición sería catastrófica para nuestra diversidad alimentaria.
Estos insectos han sido aliados de la humanidad y del planeta durante siglos. Su trabajo incansable transportando polen de flor en flor, además de beneficiar a las plantas, mejora la producción de alimentos, contribuyendo así a la seguridad alimentaria y nutricional. A su vez, su labor tiene un impacto positivo en el medio ambiente, promoviendo la biodiversidad y fortaleciendo los ecosistemas.
El Día Mundial de las Abejas 2024, celebrado el 20 de mayo en honor al pionero de la apicultura moderna, Anton Janša, nos recuerda la importancia de estos insectos y la necesidad urgente de protegerlos. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, aproximadamente el 80 % de todas las plantas con flores están especializadas para la polinización por animales, en su mayoría insectos (lo que incluye a las abejas).
La protección de las abejas y otros polinizadores no solo es fundamental para garantizar el suministro de alimentos a nivel mundial, sino que también ayuda a combatir el hambre en los países del Sur y a frenar la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas. Su conservación también contribuye al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente los relacionados con el hambre cero y la vida de los ecosistemas terrestres.
Sin embargo, las abejas están enfrentando numerosas amenazas, desde la pérdida de hábitat hasta la llegada de especies invasoras, como la avispa asiática. Urge reflexionar sobre la importancia de estos polinizadores y tomar medidas para protegerlos y preservar su hábitat. Su papel es vital para nuestra seguridad alimentaria y el equilibrio de los ecosistemas.
«La abeja es más honrada que otros animales, no porque trabaje, sino porque trabaja para los demás». San Juan Crisóstomo.
Junto al Instituto de Promoción Humana en el municipio de Somoto (INPRHU-SOMOTO), socio local en Nicaragua, Manos Unidas apoya un proyecto que busca incidir en la mejora de las oportunidades de las mujeres, brindándoles conocimientos en apicultura.
Esperanza Vázquez es la presidenta de la Cooperativa Agropecuaria Multisectorial Mujeres Emprendedoras de Madriz. Este grupo de mujeres empezó haciendo, en 2020, un curso de apicultura para después formar la cooperativa. Han sumado a su aprendizaje cursos de contabilidad y marketing para luego registrar su marca: Unileña.
«Somos 49 mujeres y trabajamos en equipo y vendemos por volumen. Como mujeres, tenemos la capacidad de poder generar nuestro propio ingreso sin depender de nadie y llevar el sustento al hogar», afirma Esperanza.
El programa impulsa dos vertientes. Por un lado, trabajando en el liderazgo comunitario y la incidencia política de las mujeres en defensa de sus intereses y necesidades. Y, por otro, fomentando su autonomía económica.
Yessica Asmabeth Viscaya, una beneficiaria del proyecto, habla sobre este: «Se nos capacitó en todo lo que tiene que ver con la apicultura y con el trabajo con la miel. Después de un año, se nos dio todo lo necesario para crear nuestro propio negocio. En mi caso comercializo todo lo que es miel y tengo una mayor cantidad de ganancias, hay más ingreso en nuestro hogar».
Yessica añade orgullosa que han conseguido, junto a otras mujeres y hombres, crear un grupo de autoahorro y crédito. «Lo que ahorramos viene a servirnos a final de año, bien para asumir algunos gastos con nuestros hijos, bien para obtener créditos para reinvertir en nuestros negocios».
Esta apicultora empezó con tres colmenas. Hoy tiene nueve. Con la materia prima elabora cremas faciales, champús, jarabes y jabones. Son tantos los beneficios que le otorga la apicultura que asegura que ya no tiene que acudir a las farmacias.
Y es que como dijo Maurice Maeterlinck: «Si la abeja desapareciera de la faz de la tierra, al hombre solo le quedarían cuatro años de vida».
