Artículo Populorum Progressio, por Antoni Babra 663g52

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Artículo Populorum Progressio por Antoni Babra

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Con motivo de la reciente canonización del Papa Giovanni Battista Montini, San Pablo VI, el pasado 14 de octubre de 2018 en la Basílica de San Pedro del Vaticano, Manos Unidas rinde tributo de agradecimiento a Dios, a la Iglesia ya todos los hombres y mujeres de buena voluntad que colaboran con sus aportaciones económicas o han sido contraparte beneficiada de sus proyectos. En los fines fundacionales de Manos Unidas-Campaña contra el Hambre, consignado en el artículo 5 de sus actuales Estatutos, se extrae un texto de la encíclica de Pablo VI: «El fin de "Manos Unidas" es la lucha contra el hambre, y las causas que la provocan, de manera que la persona sea "capaz de ser por sí misma agente responsable de su mejora material, de su progreso moral y de su desarrollo espiritual" (Populorum progressio 34)». Es decir, combatir el hambre de pan, de cultura y de Dios. ¡Declarar la guerra al hambre!

Una Encíclica para Manos Unidas 4e354w

Con la Encíclica Populorum progressio (= PP) de San Pablo VI (26 de marzo de 1967) estamos ante un documento social del Magisterio dinamizador de la acción social y misionera de la Iglesia contemporánea. Manos Unidas se sentirá urgida a secundar sus enseñanzas. Populorum progressio impulsará la promoción del desarrollo de los pueblos del llamado Tercer Mundo -ahora países del Sur-, sobre todo en el carácter «de urgencia» ante la acción a emprender, haciéndola claramente visible en la actividad misionera de la Iglesia y de muchas otras Organizaciones No Gubernamentales. Para el Papa Montini, la civilización del amor o caridad universal está decididamente en marcha con una fuerza y una urgencia imparable en pro de un nuevo orden social mundial. Vistos los 50 años transcurridos constatamos que Populorum progressio ha sido uno de los signos positivos de nuestra época, ya que ha crecido la sensibilización en los países menos desarrollados y necesidades de ayuda para su gente empobrecida y sus comunidades abandonadas. Por otra parte, encontramos un signo negativo en el entusiasmo por el progreso material casi ilimitado en que se han vivido estos 50 años, lo que invita a repensar seriamente de cara a las próximas décadas del siglo XXI, tal como ya ha avanzado Laudato Si 'del Papa Francisco, poniendo las bases.

Populorum progressio documento profético 6p2b47

De la mano inspirada de San Pablo VI surge un documento doctrinal (porque plantea el concepto cristiano del desarrollo integral y solidario "de todo el hombre y de todos los hombres» con grandes aplicaciones en la misionología actual), profético (porque sabe ver el escándalo de las disparidades hirientes que ofrece la enorme abismo entre los ricos cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres en el mundo, ya que propugna un cambio de mentalidad), histórico (porque se proyectará en los futuros documentos sociales pontificios desde San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco). Además, Populorum progressio tiene un gran valor dinamizador de la acción social y misionera de la Iglesia porque impulsará con nuevos criterios la acción en favor de la promoción humana y del desarrollo de los pueblos. Esta visión se hará visible en la actividad misionera de la Iglesia católica y de muchas Organizaciones No Gubernamentales, como Manos Unidas y otras vinculadas a congregaciones religiosas. Para el Papa Montini, la «civilización del amor», como a él le gustaba llamarla, está en marcha con una fuerza y una urgencia imparable. El nuevo orden social que propugna la civilización del amor incluye y no excluye, por el hecho que impulsa un nuevo humanismo integral que lleva en su seno la plenitud de las fuerzas que el ser humano posee, y éstas comienzan con aquel mandamiento del amor en toda su totalidad: «Amarás a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas y con todo tu espíritu» (Lc 10,27). He aquí un potente reclamo ante un mundo que el Papa juzgó enfermo por falta de amor, al que sólo es posible curar con la medicina de la caridad universal: «El mundo está enfermo. Su mal radica no tanto en la esterilización de los recursos y su acaparamiento por parte de algunos sino en la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos» (PP 66).

Pablo VI estaba preocupado por esta inquietante problemática de alcance mundial. El subdesarrollo de vastas extensiones de la tierra sometidos al flagelo del hambre, el analfabetismo, de la pobreza extrema, etc. sintiéndose herido en el corazón ante aquellas imágenes de seres humanos sometidos a condiciones inhumanas. El desarrollo humano integral lo será, «de condiciones menos humanas a condiciones más humanas» (PP 20). Los viajes a América Latina (1960), África (1962) y posteriormente como Pontífice a Tierra Santa y a Bombay ratificaron las duras impresiones que conservaba en la retina de sus ojos y grabadas en la memoria, por lo que propugna un desarrollo integral que ponga al hombre, al ser humano, en el centro: «Para ser auténtico, debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre» (PP 14). A tal fin creará una Comisión pontificia, Justicia y Paz, encargada de suscitar en el Pueblo de Dios la promoción de los pueblos más pobres, favorecer la justicia social y la paz entre las naciones, ya que «el desarrollo es el nuevo nombre de la paz» (PP 76). Aquella Comisión hoy está integrada en el Dicasterio romano para el Desarrollo Humano Integral.

¿Qué estaba pasando? 40s3q

¿Cómo liberar de la miseria a los que pasan hambre? ¿Cómo liberar de la opresión a toda aquella parte de la humanidad que sufre y que llora? En 1967 había unas estimaciones de 460 millones de personas afectadas por el hambre en el mundo; actualmente en 2018, se estima en 870 millones, aunque la tierra produce el doble de alimentos de los que se necesitan. «Hoy el hecho más importante de lo que todos deben tomar conciencia es que la cuestión social ha tomado una dimensión mundial [...] Los pueblos hambrientos interpelan hoy, con acento dramático, a los pueblos opulentos. La Iglesia ante este clamor de angustia hace un llamamiento universal para que respondan con amor a la llamada de sus hermanos» (PP 3).

La Iglesia misionera 246qe

La tarea misionera posconciliar de las Congregaciones e Instituciones misioneras, así como de las Asociaciones de ONG encontró en la encíclica Populorum progressio un gran motivo de actuación, lo que fortaleció la presencia de la Iglesia católica en el mundo especialmente entre los pobres. Con todo esto ha hecho evolucionar la teología de la misión Ad gentes, desde el concepto clásico de propaganda fide o de plantatio ecclesiae hasta el concepto actual de unir la misión evangelizadora y la promoción integral de la persona, es decir, el desarrollo humano integral (ver PP 12- 21 y Caritas in Veritate de Benedicto XVI), y en la línea del Papa Francisco, Iglesia en salida (Evangelii gaudium nn. 20-24). La Iglesia es para todo el pueblo y así la liberación integral tiene que pasar por la preocupación por el desarrollo. Pero con dos puntualizaciones: 1) «En los designios de Dios, cada hombre está llamado a promover su propio progreso, porque la vida de todo hombre es una vocación dada por Dios para una misión concreta [...] Cada hombre puede crecer en humanidad, valer más, ser más» (PP 15); 2) «Pero organizar la tierra sin Dios, no puede menos que organizarla contra el hombre. El humanismo exclusivo es un humanismo inhumano» (PP 42).

Populorum progressio es, por tanto, una Encíclica que hunde sus raíces en una fundada esperanza para la construcción de un mundo mejor, donde todos los pueblos sean artífices de su propio destino (PP 65); necesita «amigos de la paz» como así llama a los que unen oración y acción (PP 75), que en palabras del Papa Francisco indica el gusto espiritual por estar cerca de la vida de la gente, de ser pueblo a semejanza de la mirada de Jesús que se dirige a su pueblo lleno de afecto y de ardor (cf. Evangelii gaudium 268).

Conclusión 345x5t

Populorum progressio justifica el interés por el desarrollo humano integral como hace «Manos Unidas» (Organización No Gubernamentales de Desarrollo), siguiendo esa llamada de San Pablo VI en Populorum progressio 34: «liberar al hombre de la esclavitud, hacerle capaz ser por sí mismo agente responsable de su mejora material, de su progreso moral y de su desarrollo espiritual ». Una consecuencia sociopolítica de la Encíclica Populorum progressio ha sido que el problema del desarrollo integral del hombre y de los pueblos ha entrado en la Agenda diplomática de la Santa Sede ante la FAO, ante los jefes de Estado que deben impulsar los Objetivos Mundiales del Desarrollo Sostenible, así como en los otros actores individuales o públicos de la política internacional, como una instancia de conciencia moral en favor de la erradicación del hambre y la malnutrición, impulsando una verdadera cultura de la solidaridad universal, fiel al designio de Dios creador.

"Nuestro pan de cada día, dánoslo hoy" (un pensamiento del P. Miquel Estradé, monje de Montserrat)

"Nuestro pan de cada día no lo puede pedir nadie solo para él,
ni sólo para los suyos, ni para los hermanos cristianos; lo pedimos para todos los hombres.
El problema del hambre del mundo entra de lleno en esta petición.
El problema y el misterio. Si sólo fuera cuestión de técnica,
el hombre de hoy es capaz de resolver la falta de pan
Pero la técnica topa con el misterio y se detiene.
Si los hombres no tienen pan, es porque nuestro corazón no se ha abierto al amor que,
en este caso, reclama compartir con los demás lo que tenemos.
Aquí está el misterio, que los hombres no seamos suficientemente abiertos al amor de los hermanos.
El hambre del mundo no se solucionará sin una conciencia muy viva de solidaridad y de comunión.
Pedir el pan es pedir que todos los hombres nos sentimos hijos del mismo Padre".

(P. Miquel Estradé, Padre nuestro, Publicaciones Abadía de Montserrat, 1981, 76).

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